SOBRE MÍ

Nací en la ciudad de México el 14 de junio de 1971. Pasé mi infancia más temprana en el municipio de Tenancingo de Degollado ubicado en el sur del Estado de México, donde mis padres -ambos médicos- realizaban su servicio social. De niña me llamaban la atención muchas cosas: jugar a la escuelita, construir grandes ciudades con lo que tenía a la mano, leer libros sobre arqueología y astronomía y sobre todo escuchar música. Por mi abuelo materno me convertí en escucha de música clásica y por parte de mi madre conocí a varios grupos ingleses y norteamericanos de rock de los años sesenta y setenta. Desde que era muy pequeña llegó a mis manos un tocadiscos viejo, pero aún funcional, que conservé por más de quince años y así empecé a hacerme de mi propia colección de discos: tenía un poco de todo, desde versiones para niños de compositores clásicos, cuentos, rondas infantiles, música disco, hasta discos de Kiss y Queen que fueron las primeras bandas de rock que conocí al entrar a la primaria. Tuve una adolescencia un poco difícil y turbulenta, pero si algo bueno puedo recordar de la secundaria y de aquéllos años fueron las amistades que forjé y lo que pude aprender de ellas. En el plano académico me comenzaron a gustar materias como la historia y las ciencias sociales, aunque también disfrutaba mucho las clases de biología y de química. Escuchar música se convirtió en mi afición favorita, comencé a intercambiar materiales en cassette con mis amigos y ampliar más mis horizontes: por mi vecino Juan Carlos -que había vivido en Inglaterra y tenía una colección enorme de discos de vinil- escuché con atención a los Rolling Stones que ya conocía por mi madre y  a muchas bandas inglesas como King Crimson, The Who y Jethro Tull. Me encantaba ir a visitarlo a él y a Kim (su pareja) por las tardes al salir de la escuela (además de que a ellos les debo el gusto por los gatos, uno de mis animales de compañía favoritos). Todo iba por buen camino hasta que mi abuela, con quién vivía, me prohibió esas visitas por considerar que no estaba bien que una persona de mi edad visitara a dos personas mayores que yo, que fumaban mariguana. Sin embargo, ellos siempre fueron muy respetuosos conmigo y pude aprenderles muchas cosas que de alguna forma marcaron mi forma de ser.  Me interesó el Heavy Metal por aquéllos años y pude presenciar su época de oro (al menos a través de la música y los pocos videos y  reportajes que estaban a mi alcance). Por mi cuenta comencé a comprarme mis discos y revistas  y a los trece años escuchaba con frecuencia los dos primeros discos de Mötley Crüe, a Judas Priest, Iron Maiden, Ozzy Osbourne y Saxon (aún conservo los discos de viniles y cassettes que adquirí durante aquellos años). Los años ochenta fueron una década mágica para mí y tampoco fui indiferente a bandas de synth pop, pop y new wave que se escuchaban en el radio por aquellos años como Alphaville, Cutting Crew, Mr. Mister y otras más. A otros amigos los busqué  y los encontré en la calle, donde conocí  y tuve contacto por algún tiempo con la banda de los Ramones de Neza (una vieja historia que contaré en algún otro momento). Tendría unos quince años y por ellos conocí a los Sex Pistols, a los Ramones y a otros grupos como Status Quo, que escuchábamos en una grabadora en la calle. Pero la prohibición de mi abuela se dejó sentir de nuevo y tuve que alejarme de ellos. A escondidas comencé a visitar el Tianguis Cultural del Chopo de manera esporádica y a hacer nuevos amigos de muchas partes de la ciudad. Cuando entré a la preparatoria conocí a Jesús, un compañero que solía frecuentar a los integrantes de Decibel y nos hicimos buenos amigos. Por él comencé a leer a autores como H.P. Lovecraft y también a escritores de la generación beat como Jack Kerouac, William S. Burroghs y Allen Ginsberg ( ¡posiblemente fue mucho para una chica de quince años!) Gracias a él también conocí a Magma y a bandas de Rock en Oposición como Univers Zero, así mi horizonte musical se amplió.  Durante mis años de la preparatoria, mi carácter amigable se transformó drásticamente, me volví introvertida  y solitaria, aunque paradójicamente fue un tiempo en que tuve la oportunidad de ir a asistir a decenas de conciertos, presenciando una de las mejores etapas de rock nacional y volviéndome asidua a lugares como Rockotitlán, el LUCC, el Disco Bar 9 y posteriormente el Tutti Frutti, entre otros. Aproximadamente entre 1988 y 1989 comencé a frecuentar más el Tianguis Cultural del Chopo y pude conocer mucha gente más. El punk y el thrash estaban en su apogeo y fui haciéndome de un número importante de amistades que estaban inmersas en estos gustos musicales. Tuve la oportunidad de ver a varias bandas extranjeras importantes como La Polla Records, Eskorbuto, Exploited y años después a GBH, entre otras. Paralelamente, comencé a asistir a los conciertos de la Arena López Mateos presenciando las tocadas de las primeras bandas de thrash y death metal internacionales que visitaron a nuestro país. Había terminado la preparatoria y no cumpliría con la expectativa que había en mi hogar de estudiar medicina. Por dos años estudié actuación en la Escuela de Iniciación Artística No. I del Instituto Nacional de Bellas Artes, alternando mis actividades trabajando de manera formal e informal. Al final me daba cuenta de que la actuación no era a lo que yo quería dedicarme por el resto de mis días y fue así como definí que optaría por entrar a la Universidad a estudiar alguna disciplina dentro del campo de las ciencias sociales. Entre los años de 1994 y 1998 entré a trabajar a la tienda de discos Mixup,  insertándome en una dinámica sumamente absorbente que propició que en dos momentos diferentes tuviera que darme de baja de la Universidad. En Mixup aprendí mucho sobre música y disfruté mucho el tiempo que pude compartir con mis compañeros y algunos clientes, sin embargo, se trataba de un sistema sumamente esclavizante donde mi propio jefe me cuestionó querer seguir estudiando. 

Pero la fortuna me sonreiría al final. El último año de la carrera tuve un golpe de suerte sin comparación, que me definió como lo que soy hoy en día:  a través de un concurso obtuve una plaza por un año como ayudante de investigación en el Posgrado en Planeación y Políticas Metropolitanas de la UAM Azcapotzalco, lo que me permitiría realizar mi servicio social como docente en un proyecto de Educación para Adultos, concluir mis materias pendientes y mi tesis, así como integrarme al equipo de fútbol soccer de la UAM y tener los fines de semana libres para emplearlos en lo que yo quisiera. Ese fue el inicio de mi carrera académica.

Tuve que elegir entre una formación académica de tiempo completo y poder dedicarme a la música. Opté por lo primero aunque tuve algunas presentaciones esporádicas: en 1991 fui invitada por Miguel Ángel Cortés, el "Thrasher", para cantar en una de sus múltiples agrupaciones: "In Pace", banda de existencia efímera. En 1994 tuve mi primera banda llamada Mousetrap donde tocaba el bajo teniendo algunas presentaciones en vivo. En el año 2000 me integré a Rojo Veneno, una agrupación del norte de la ciudad donde pude compartir espacio por un tiempo con músicos como Saúl Moreno (guitarrista de Lira N´Roll). En el 2004 ensayé durante algún tiempo con los hermanos Oliden de Gehenna, una de las bandas precursoras del heavy metal en México.  Hasta el 2016 logré conformar una banda de covers de death/black metal  llamada "Soul Eater" con David Chu (ex Bloodsoaked) y mi sobrino Franco Clorio en las guitarras, Óscar Clorio (ex Cenotaph) en la batería, y yo en el bajo.  

Nunca asistí a una escuela de música, pero aprendí a tocar el bajo por mi cuenta y tuve la oportunidad de tomar por algún tiempo clases de guitarra con Foley Colchado (Ángeles del Infierno) y de batería con Víctor Baldovinos (Iconoclasta).

A pesar de que nunca pude dedicarme a la música de tiempo completo sino en forma esporádica, siempre busqué la forma de participar en la escena de manera activa de alguno u otro modo: en los Fanzines "Paraíso Perdido" (Hidalgo) y "Samadhi" (Tampico), en la organización de algunos conciertos, en la distribución de discos a partir del Sello Arcadia y con mi Proyecto de difusión Metalatino desde 2005, mismo que me permitió conocer y convivir con múltiples bandas latinoamericanas en sus países, siendo  manager de diferentes bandas de metal (Mechanical Chaos, Mighty Thor y Mitika), como letrista en el EP 7" de Bloodsoaked "The Omen" (1994) y en dos ocasiones como juez en el concurso Woa Metal Battle México. 

Hoy en día además de mi trabajo académico, me dedico a escribir reseñas y artículos para la Revista CVLT y textos sobre los temas que son de mi interés.  

Entre mis pasatiempos actuales la música sigue teniendo un lugar privilegiado, pero también tengo una gran afinidad por el cine (en especial me gustan mucho las películas alemanas, japonesas e inglesas), me gusta dedicar una parte de mi tiempo para hacer trabajo/ activismo social,  defiendo las causas de los migrantes, de las mujeres y de los animales, me gusta viajar y conocer lugares, aprender de mis estudiantes, colegas y de la gente con la que convivo cotidianamente, leer (cuentos, historia, novelas clásicas y novela negra), ver documentales, visitar museos, comprar discos cuando me es posible, convivir con la naturaleza, sembrar plantas, convivir con gente de todo tipo, apreciar el arte en general y sobre todo escribir.

Por ahora es todo lo que puedo decir de mí, más allá del espejo...