Artículo: Tripas y Sangre. Estética de lo grotesco en el cine gore (resumen) Revista CVLT (Haz click aquí)
El gore es uno de los estilos
cinematográficos que a lo largo del tiempo ha causado mayor impacto visual
entre los espectadores. Censurado por muchos por el uso indiscriminado de
imágenes de contenido duro y amado por otros, este género puede ser analizado como
muchas propuestas creativas desde el punto de vista estético. Con la aparición
de las vanguardias en el campo de las artes visuales a comienzos del siglo XX,
los críticos se preguntaron si toda expresión creativa podría ser considerada
arte y si éste tendría que ser unívocamente una representación de lo bello. Mientras
que estas cuestiones siguen estando presentes en las discusiones de doctos especialistas, nos percatamos que
lo grotesco no es un elemento nuevo en las expresiones gráficas, sino que por
el contrario, desde hace varios siglos ha sido un medio de expresión que retrata
la fragilidad del cuerpo y las emociones humanas. ¿Qué hace gore al gore? En el gore el principal protagonista es el
cuerpo humano, su carne, sus órganos y sus fluidos, mostrándose de manera cruda
y sin filtros de intermediación. El cuerpo se expone desde sus entrañas, la
sangre brota a borbotones, en una pretensión de realismo que por su exacerbación
es capaz de generar horror e insomnio, pero también crispación e incertidumbre.
No se trata únicamente de mostrar ante el espectador los órganos humanos
intervenidos quirúrgicamente de manera organizada. El desorden, la ruptura de
toda regla, el desmembramiento brutal y excesivo provoca en el espectador
reacciones que revuelven su estómago y que inquietan su mente de alguno u otro
modo. El Gore es exposición, es
enfrentarse a los miedos más ocultos, es fantasía extrema: más allá de temer a
la muerte, se teme a la manera en que ésta se provoca, sin el más mínimo
sentido de la higiene o del pudor.