Artículo: Tripas y Sangre. Estética de lo grotesco en el cine gore (resumen) Revista CVLT (Haz click aquí)

08.05.2017

El gore es uno de los estilos cinematográficos que a lo largo del tiempo ha causado mayor impacto visual entre los espectadores. Censurado por muchos por el uso indiscriminado de imágenes de contenido duro y amado por otros, este género puede ser analizado como muchas propuestas creativas desde el punto de vista estético. Con la aparición de las vanguardias en el campo de las artes visuales a comienzos del siglo XX, los críticos se preguntaron si toda expresión creativa podría ser considerada arte y si éste tendría que ser unívocamente una representación de lo bello. Mientras que estas cuestiones siguen estando presentes en las discusiones de doctos especialistas, nos percatamos que lo grotesco no es un elemento nuevo en las expresiones gráficas, sino que por el contrario, desde hace varios siglos ha sido un medio de expresión que retrata la fragilidad del cuerpo y las emociones humanas. ¿Qué hace gore al gore? En el gore el principal protagonista es el cuerpo humano, su carne, sus órganos y sus fluidos, mostrándose de manera cruda y sin filtros de intermediación. El cuerpo se expone desde sus entrañas, la sangre brota a borbotones, en una pretensión de realismo que por su exacerbación es capaz de generar horror e insomnio, pero también crispación e incertidumbre. No se trata únicamente de mostrar ante el espectador los órganos humanos intervenidos quirúrgicamente de manera organizada. El desorden, la ruptura de toda regla, el desmembramiento brutal y excesivo provoca en el espectador reacciones que revuelven su estómago y que inquietan su mente de alguno u otro modo. El Gore es exposición, es enfrentarse a los miedos más ocultos, es fantasía extrema: más allá de temer a la muerte, se teme a la manera en que ésta se provoca, sin el más mínimo sentido de la higiene o del pudor.